La busqueda de nuestra misión en la vida

 



                                                                                         Hugo Cuesta 
                                                                                        Febrero 2020


Mark Twain tiene una frase que me encanta y que define con mucha precisión la relevancia de encontrar nuestra misión en la vida. Twain dice que hay dos días verdaderamente importantes en la vida del hombre: el día en que nace y el día en que descubre para qué. Y si una de las dos ideas más importantes de nuestra vida es precisamente cuando descubrimos para qué nacimos, es lógico que esa búsqueda de sentido en nuestra existencia, o sea, esa búsqueda de nuestra misión se convierta en un reto vital; en un reto fundamental.

Creo que todos estamos de acuerdo en la importancia de encontrar nuestra misión en la vida; esa que dé respuesta a la pregunta incómoda que en algún momento todos nos hemos hecho o que tal vez todos deberíamos de hacerlo (para qué estoy aquí); pero precisamente por su importancia, enfrentar esta pregunta, este interrogante, puede ser un proceso difícil. Puede ser un reto abrumador, porque sabemos que debemos hacerlo. Pero el problema es que no sabemos ni dónde ni cómo buscarla; no sabemos ni siquiera dónde comenzar. 

Y esta búsqueda nos genera tensión porque intuimos y nos equivocamos en la respuesta. Nos jugamos ni más ni menos que el sentido de la propia existencia, sin el cual nunca llegaremos a esa plenitud, ni a la felicidad que tanto anhelamos y probablemente estaremos condenados a una vida mediocre y llena de frustraciones. Así de grave es esta búsqueda.

Se cuenta que Viktor Frankl, que es el fundador de la logoterapia, en una clase con sus alumnos en Viena dijo: lo que realmente mueve a la persona es esa búsqueda del sentido de su vida y vivirá frustrado o vivirá vacío mientras no encuentre una tarea en la que valga la pena comprometer toda su existencia; mientras no encuentre algo o alguien por quien vivir por quien sufrir o por quien esté dispuesto a morir incluso. Yo soy un convencido de que nuestra misión en esta vida se esconde detrás de nuestros talentos y nuestras pasiones y que haciendo un maridaje entre ellos hay un punto mágico, que solo cada uno de nosotros sabemos cuál es, en qué esas pasiones y talentos convergen y se funden y nos mandan las señales de cuáles son los proyectos en los que vale la pena empeñar la vida.

De ahí la importancia de buscar ese lugar en donde tus talentos y pasiones se funden. Es en ese exacto espacio donde se encuentra tu misión; que al descubrirla estarás abriendo un horizonte que no te imaginabas; una dimensión mucho más grande y trascendente de tu persona, de tu proyecto de vida. Pero para esto… es necesario identificar primero cuáles son nuestras pasiones y el problema es que a lo largo de la vida y a fuerza de estar volcados en cosas o proyectos que tal vez no disfrutamos es probable que hayamos olvidado qué nos gusta, que nos apasiona. Y te digo que la vida sin pasiones, es muy aburrida. 

Y para complicar un poco más esta búsqueda, la realidad es que plantarnos frente a esa identificación de nuestras pasiones y talentos tampoco es una tarea fácil y más aún si llevamos años entregados a un hiperactivismo o a una especie de apatía existencial en la que todos nos da más o menos lo mismo. Una forma amigable de iniciar esta búsqueda es poniendo atención en aquellas cosas que despiertan nuestra curiosidad. La curiosidad es más fácil de identificar y nos topamos con ella a diario y por todos lados. La curiosidad se presenta como una especie de cosquilleo que nos dice “esto me parece interesante” y no requiere de un gran compromiso. No puedes fracasar en algo cuando solamente tienes curiosidad, pero al final si el proyecto no va más allá, no pasa nada. De hecho, la curiosidad no es algo tan drástico como blanco y negro no exige todo nada, como es la pasión o la misión.



La curiosidad es un pequeño paso hacia adelante y no tiene que ser una sola cosa; yo diría es recomendable invertir en tres o cuatro cosas que despiertan nuestra curiosidad o que nos gustan, para ver si alguna de ellas puede ir evolucionando y convirtiéndose en una de nuestras pasiones en la vida. Esto puede ser un punto de partida muy práctico muy cercano y sobre todo cero intimidante, que nos puede dar buenas pistas de por dónde se encuentran las pasiones que debemos buscar en la vida; porque cuando la curiosidad ya va madurando y dirigiéndose a una actividad un proyecto más apasionante. Vale la pena preguntarnos si esa actividad, cuando la realizamos, perdemos la noción del tiempo y nos sentimos en nuestro elemento en nuestra zona, o en lo que yo llamo en nuestra misión porque es en esa zona mágica en donde sucede que se confluyen tus talentos y tus pasiones y estás viviendo tu pasión y tienes que notar qué ocurre cuando estás ahí, porque estás haciendo lo que amas y lo notas, porque lo haces casi sin esfuerzo te produce una sensación de gozo que es incapaz de igualar otros proyectos en los que te puedas volcar.

Ahora: cada persona es distinta y cada quien encuentra sus pasiones en lugares y de formas diferentes, por eso si pudiéramos hacer un cronograma de esta búsqueda de la misión a mí se me ocurre que un muy buen ejemplo es un libro en el que el prólogo sería la curiosidad los primeros capítulos se dedicarían a la búsqueda de la pasión lo siguiente es hacer un maridaje entre tus pasiones y tus talentos hasta encontrar tu misión el final sería la plenitud y el epílogo la felicidad y ésta puede ser una ruta muy concreta del proceso que debe darse en tu interior para asegurarse que tu búsqueda de tu misión y de felicidad pueda llegar a buen puerto.




Para ver el video completo visita el siguiente link: https://youtu.be/W13IGFVWp58 

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