Preguntas ante el espejo


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Imagen de Freepik

Hugo Cuesta

Febrero 2023

 

Como empresarios o profesionistas, estamos habituados a ser las personas con las respuestas. Nuestros clientes acuden a nosotros para pedir consejo y encontrar soluciones y así, poco a poco, se va gestando en nosotros un hábito que puede resultar peligroso: el creer que tenemos todas las respuestas; o que todo se reduce a tomar una decisión o dar una orden para que las cosas sucedan.


El mundo actual nos permite tener información para opinar sobre casi cualquier cosa -desde el mundial de fútbol hasta la guerra en Ucrania- y nos negamos a buscar respuestas más allá de nuestras propias ideas preconcebidas. Por eso buscamos explicaciones cortas y simplistas del mundo, que nos puedan sacar adelante en una conversación o en una junta del trabajo. Queremos estar “enterados”, tener una opinión y ser escuchados.


Poco a poco, dejamos de hacer preguntas verdaderas. Esto toma aún mayor relevancia cuando se trata de nosotros mismos, porque tendemos a definirnos por lo que hacemos o por nuestros gustos más visibles. Somos abogados o ingenieros o doctores; y le vamos a las Kansas, a las chivas o a Red Bull. Y de tanto decirlo, eso termina por convertirse en nuestra personalidad, en un camino que suele terminar en una insatisfacción crónica y una pérdida de identidad porque solo define un aspecto muy superficial de nuestra persona.


Hay que aprender a hacer preguntas trascendentes y a no sacarle la vuelta a conversaciones profundas; de esas que cuestionan la vida y la forma de estar en el mundo. Que son las que forman amistades sólidas. Pero sobre todo, hay que hacernos las preguntas centrales de nuestra existencia, de cuya respuesta dependen todas las demás respuestas. Y sobre todo a fomentar nuestra capacidad de escucha. Sobre todo cuando se trata de escucharnos a nosotros mismos.


Estas son algunas preguntas que te conviene hacerte con pausa, y tomarte todo el tiempo que sea necesario para responderlas:


1.¿Quién soy? – Y no me refiero a tus gustos superficiales, sino a lo que te define como persona. ¿Cuáles son tus verdaderas pasiones y miedos?, ¿cuáles son tus principales ilusiones?: aquellas que encienden tu corazón y te hacen sentir mariposas en el estómago. Qué es eso que solo tú puedes ofrecer al mundo.

2.¿A dónde voy? – Levanta la vista de lo que ocupa tus días y tu rutina y mira más allá. Si sigues este camino, dónde vas a estar en 5, 10, 20 años. ¿Cómo va a ser tu vejez? Si no descubres tu propósito, la inercia te puede llevar a un futuro que no sea el que realmente deseas. Solo tu sabes si necesitas corregir el rumbo.

3. ¿Para qué estoy aquí?, ¿cuál es tu misión personal?; qué necesita ocurrir en tu vida para que en tu lecho de muerte puedas decir orgulloso ¡misión cumplida! ¿cómo la vas a cumplir si ni siquiera sabes cuál es? Pero no te preocupes, mejor ocúpate. He visto a muchas personas tejer su propia misión y vivir con propósito al descubrir sus talentos, pasiones y aderezarlos con un sentido trascendente. El vivir con propósito es un camino seguro que te llevará a la plenitud y como consecuencia te dará el premio que llevas años buscando: La felicidad.


Te aseguro que preguntarte esto con humildad, valentía y madurez frente al espejo será un ejercicio revelador  que te puede dar un muy buen norte de cómo se llega a la persona en la que te quieres convertir.

 




Para  conocer el video completo visita el siguiente link: https://youtu.be/Pkn-3CGIMBY


 

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